Todos pensarían que trasmigrar a una novela es muy emocionante. Nunca sabrán lo que se siente en realidad hasta que esto sucede.
Mi historia es fácil de contar.
Era una mujer de 23 años, latina, o mejor dicho mexicana. Mis metas y objetivos eran siempre ser mejor persona (tacha eso) y escribir las historias más locas que se me pudieran ocurrir.
Escribía novelas, la gran mayoría eran de comedia
(ya que me gustaba reírme de mis propios chistes estúpidos), pero quería darme
un reto y escribir una novela con mayor profundidad en su trama, con personajes
evolutivos, descripciones increíbles de peleas y... bueno, que al final todo
fuera sorprendente.
Y ciertamente lo fue.
En realidad a mí en lo personal nunca me gustaron
los harén, ni las novelas de sementales en donde el protagonista masculino
tenía un sin fin de mujeres para necesidades sexuales (porque no veo para qué
más le podían servir sus incontables e inútiles mujeres), sin embargo, bien
dice el meme de antaño: “te convertiste en aquello que juraste destruir”, así
que fui e intenté hacer una novela de ese género; pero no me malentiendan, lo
que yo pretendía era burlarme del género, hacer mis usuales chistes estúpidos,
escribir clichés tontos y cosas absurdas para pasar el tiempo, incluso me había
pasado por la cabeza hacer a mi protagonista gay (pero no lo hice ¿Okay?).
Sucedió que los primeros capítulos que publiqué
en ese momento fueron muy populares, apenas era un escrito en bruto y no había
mucho que decir, los comentarios de mis fanáticos eran muy eufóricos (debido a
que ellos sabían de antemano que realmente no me gustaba ese género y lo estaba
escribiendo), fue así que decidí darle un poco más de seriedad a la historia
sin olvidarme de mi esencia (la comedia) resultando en una novela interesante y
divertida de leer según mi séquito de fanáticos.
Con el tiempo, mientras más capítulos iba
escribiendo, más alta era la demanda, empecé a ser más estricta con el desarrollo
de mi obra y dio resultados sorprendentes, ¡la popularidad que recibió se había
extendido a nivel mundial!
¡En serio!
¡¿Pero qué carajo?!
Ni en mis más locos sueños habría soñado con
ello. Obviamente estaba muy feliz, el hecho de que una mexicana pudiera hacer
una obra de ficción que superara las expectativas y que esa mexicana fuera yo y que la obra fuera mi creación, era simplemente una sensación espectacular, muy
emocionante, sobrellevar mi patética vida se había hecho más fácil, incluso mi
editor estaba en la cúspide de su carrera, era una buena época.
Hasta que morí.
No tenía ningún arrepentimiento al morir, lo
acepté con calma (y con bastante dolor físico he de admitir), era solo que...
Me sentía un poco mal por el protagonista de mi última novela, esa por la que
fui mundialmente famosa. Al fin y al cabo, era mi creación, todos mis
personajes los sentía como si fueran mis hijos, mis bebés, creo que cualquier
escritor podría entender el sentimiento.
Bueno, a lo que iba.
La trama de mi última novela era demasiado
profunda, pero puedo dar un pequeño resumen, así quedará un poco más claro lo
antes mencionado.
El protagonista de mi novela era una excelente
persona (¡por supuesto!), no le escribí ningún pasado tan trágico, ni vida tan
trágica (como a la mayoría de mis protagonistas anteriores), todo le iba
bastante bien, incluso parecía un personaje Gary Stu pero no lo era, eso quedó
muy remarcado al final del escrito.
Mi pequeño bebé (el protagonista) era el salvador
del mundo, disuadió malos reinados, conquistó el corazón del pueblo, atrajo a
las mejores personas a su lado y todo parecía apuntar a un final feliz, pero...
¿Quién puede creer que la vida sea tan buena para todos? Incluso yo que
conseguí tanta fama nunca pensé que la vida siempre estaría llena de felicidad.
En la novela mi pequeño bebé tenía el don de la
inmortalidad (por ciertas razones justificables), sus esposas morirían, su
familia moriría, sus seres queridos morirían, ¡todos morirían! Solamente él
continuaría vivo.
Pareciera que no estaba tan mal ese final (claro,
sin meter esas palabras en el texto y dejar el final "abierto" para
que los lectores no pensarán en ello), pero ese no fue el final.
Los dioses y el mundo sabían que la inmortalidad
podía "compartirse" con justas razones. Por lo tanto, mi pequeño bebé
a pesar de ser inmortal fue asesinado.
La persona que acabo con su vida... Fue él mismo.
Los lectores y yo lo sabemos, pero en la novela
escribí que las asesinas fueron sus esposas, todas sus mujeres.
Había hecho una trama tan profunda que ningún
lector se había percatado de ello hasta el evidente final. Mi bebé no era
suicida, solo fue cosa del destino (o bien, de la trama).
Todas sus esposas conspiraron al final para matar
a su amado esposo, ¿Por qué? ¿Codicia? ¿Odio? ¿Algún engaño?
La respuesta fue... Vida.
Los dioses y el mundo ya lo habían dejado en
claro, la inmortalidad se podía compartir, pero el costo era la vida misma.
Sus esposas no lo mataron por odio, tampoco por
rencor o alguna tontería como esa. Todas ya sabían que ese era el final de su
amado, debían hacerlo. Y solo las mujeres podían.
La trama de mi novela fue tan profunda que muchos
lectores, aunque estaban inconformes con el final, al menos un 90% de ellos lo
aceptaron. El otro resto solo estaban indignados debido a que había muchas
teorías y especulaciones del final, pero nadie se imaginó que lo terminaría de
esa forma.
Y yo ahora siento pena por mi pequeño bebé, lo
que está escrito ya está escrito. Pero aun así me habría gustado hacer lo que
había pensado antes, que mi pequeño bebé viviera feliz con su primer amor (y
mis incontables chistes estúpidos incluidos).
Fui una mala madre para él.
Por lo tanto, aunque pareciera que me haría muy
feliz el cambiar la vida de mi pequeño bebé, habría dado lo que fuera para
después de morir no terminar trasmigrando precisamente a mi propia novela.
Amo incondicionalmente mis creaciones, pero
incluso como la autora que soy, trasmigrar a mi mejor novela es algo que nunca
haría por voluntad propia.
Por primera vez en mi vida (aunque ya haya
muerto) siento miedo de lo que se avecina.
Mamá, si estás leyendo esto... ¡¿Qué te hice para merecer esto?! ¡BENDÍCEME DESDE EL CIELO O DÓNDE SEA QUE ESTÉS!
Siguiente capítulo->
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario aquí mero, saludos~